domingo, 25 de septiembre de 2011

Arriesgarse, esa es la cuestión.

     Hugh desde pequeño fue un chico de pocas palabras, introvertido y extremadamente tímido. Por eso, creció con un complejo de inferioridad que le hizo moverse en un ambiente donde debía estar pendiente de los problemas de los demás, dejando los suyos inadvertidos.
En la vida le fue bien en cuanto a estudios, ya que se matriculó como sicólogo en una buena univerdad de California.
     Luego, se trasladó a un pequeño pueblo situado en el sur de L.A, donde con esmero y dedicación consiguió abrir una pequeña consulta. Le fue bastante bien, ya que en apenas pocos meses empezó a ser conocido en otros pueblo, y la gente empezó a venir para solo verle.
Hizo feliz a mucha gente, pero había un vacío que le corría cada noche antes de irse a dormir. Algo, que por mucho que intentase entender, no podía.
     Entonces, un día tan común como los otros una bella forastera llegó. Con aquellos ojos verdes y aquella melena caoba, consiguió cautivar a todos.
Hugh, se la encontró y supo en ese momento que sa había enamorado. Que el vacío que sentía se acaba de llenar. Así fue como Intentó de todo para conquistarla, pero la chica seguía dando la negativa, algo que desesperaba hasta lo imposible al pobre hombre. Victoria, que así se llamaba la chica, Siempre le daba la misma excusa, que no estaba preparada, que le incomodaba tener una relación sería.
     Hugh, no se rindió y le demostró todas las ventajas, de lo que sería amar y ser amado. Victoria seguía rechazando a aquel empedernido joven, puesto que seguía metiendo la misma excusa. Él, siempre le contestaba lo mismo, que sino no se arriesgaba a intentarlo nunca podría saber si se arrepentiría o no. Pero era una perdida de tiempo.
     Entonces Hugh comenzó a flaquear, y la tristeza le inundó, puesto que cansado ya de siempre lo mismo, decidió encararla. Aquella noche Hugh volvió a su casa con el corazón roto, fue tal la depresión que decidió huir y viajar. Olvidarla, fué su mayor prioridad, que con el pasar de un escaso año se cumplió. Ya renovado y lleno de vida, decidió volver a su pueblo natal, a sabiendas de que podría encontrarse con ella. Pero fue igualmente, y no se equivocó en pensar que la acabaría viendo. Solo que esta vez sería diferente. O eso esperaba ella.

1 comentario:

  1. Llevaba ya dos días en el pueblo, cuando, en el supermecado le pareció verla. Pero fue como un espejismo, ya que cuando volvió a mirar ya no estaba. Por mucho que se hubiera ido un año y la hubiera olvidado, su recuerdo aún permanecía en él. Después de ese día, no se volvió a acordar de ella. Unas semanas después, Hugh estaba dando un paseo solo por la calle, cuando sin darse cuenta, se encontraba en el lugar exacto en que la conoció a ella. Estar allí, le trajo un bonito recuerdo de ella, pero también el recuerdo de porqué la tuvo que olvidar. Entonces decidió ir a sentarse en el banco que había en el fondo, sin darse cuenta de lo que le esperaba allí. Entonces, cuando se sentó, giró la cabeza hacia la mujer que ahora estaba sentada a su lado en aquel banco, y en ese mismo instante al cruzarse sus miradas los dos pegaron un gran salto de sorpresa. En ese momento ella tenia la mayor cara de felicidad que se podía tener, y el de sorpresa. Pasado ya el shock del reencuentro, se pusieron a hablar. Entonces ella le pidió perdon, y le explicó que en aquel momento no estaba preparada, ya que había pasado por algunos problemas familiares y le costaba ser feliz y relajarse. Pero que al irse el, ella se tomo un respiro y tuvo unos meses de reflexión, que le sirvieron para pensar y darse cuenta de lo que se perdía. Y así llevaba casi un mes viniendo cada día a ese banco esperando encontrarse con el. Finalmente, acabaron juntos, y aunque no todo fuera fácil, al final fueron felices.

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